Introducción
Hoy vamos a reflexionar sobre la historia de una mujer, Marta de Betania, tan cercana a Jesús que es llamada por muchos eruditos bíblicos, la discípula fiel y seguidora del Maestro.
¿Recuerdan ustedes el hogar de María, Marta y Lázaro en Betania? Para Jesús era como su propio hogar.
Vale la pena mencionar que en el evangelio de Juan se menciona este hogar, como la casa de María. La casa podía haber sido designada como la casa de Lázaro. Aún hoy, en tantas culturas contemporáneas se afirma el nombre o propietario varón para señalar una casa de familia. Para Jesús esa casa de las dos mujeres y Lázaro era la casa de la amistad.
Tabla de Contenidos
Marta de Betania junto a las mujeres del Evangelio de Juan
El evangelio de Juan otorga un lugar prominente a las mujeres, mucho más que los tres evangelios sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas.
¡Es extraordinario este Evangelio! Las mujeres están involucradas en el comienzo, el centro y en la conclusión de la historia de la comunidad joánica .
En el capítulo 2: La madre de Jesús
En el capítulo 4: La mujer Samaritana
En el Capítulo 8: La mujer adúltera
En el capítulo 11: Marta de Betania
En el capítulo 12: María
En el capítulo 19: Las mujeres al pie de la cruz
En el capítulo 20: María Magdalena
Al leer el Evangelio encontramos que el verbo “philein”, amor de amistad, aparece en varios versos 11:3, 11:36; pero lo más interesante es que el versículo 5 usa “agapan”, que es el amor exclusivo que procede de Dios. Esta categoría de la amistad es ciertamente la más valiosa relación humana según el Evangelio de Juan.
En el capítulo 15, cuando Jesús entra en la etapa más íntima de relación con sus discípulos, es cuando los llama amigos, han pasado de ser siervos, a ser amigos. (Juan 15 :15).
En estos días, preparando este mensaje, he pensado mucho en este término tan valorado por Jesús, el de nuestras relaciones de amistad.
¿Sabemos ser amigos y amigas como ese término usado por Jesús «agapán» (amor que viene de Dios)? ¡Qué difícil es la amistad en nuestro mundo de hoy! A diario nos enteramos de episodios de competencia, envidia, celos, rivalidad, el mal hablar los unos de los otros. Hoy estamos perdiendo el sentido bíblico, auténtico, de la amistad. Y hay que recuperarlo si queremos ser discípulos fieles de Cristo.
La casa de Marta en Betania: refugio amado de Jesús.
El Hogar de María, Marta y Lázaro en Betania fue un refugio de hospitalidad y amor para Jesús.
Es interesante que el Evangelio de Lucas 10: 38-42 nos presente a Marta y María en la Biblia con cierto grado de oposición. María, una vida contemplativa-sentada a los pies del Maestro, y Marta de Betania como un ama de casa que recibía a Jesús y trabajaba en la cocina.
Pero, sin embargo, el evangelio de Juan, nunca las pone como oponentes, al contrario, el retrato que nos presenta de Marta de Betania es en extremo positivo. Nos la presenta como una discípula de fe muy fuerte.
Tenemos que percibir en este Evangelio que la categoría principal para Juan es el discipulado. En Juan 17:18 leemos: «Tal como tú me enviste al mundo, así yo os envío al mundo».
¡Qué maravilla! Hemos sido enviados por Jesús al mundo.
Así que, discípulo es aquel que sigue al Maestro, cree en Jesús, y vive en el servicio gratuito y en el amor, dando testimonio de Jesús, que nos amó en cada momento de su vida y hasta el último instante de la misma.
De manera que, no nos equivoquemos, Marta de Betania, en su hogar, cocinaba siendo discípula fiel como María cuando escuchaba las palabras de Jesús a sus pies.
Siempre dejamos las historias bíblicas sin concluir. Si Marta de Betania no hubiera escuchado las enseñanzas de Jesús, no hubiera sido la teóloga del camino, cuando Lázaro muere, ella corre a encontrar a Jesús.
Si María no se hubiera ocupado de las tareas de a casa con humildad y amor, jamás se hubiera inclinado a limpiar y perfumar los pies de Jesús en actitud servicial.
Así que, ¡Nunca aceptemos que estamos unos en contra de otros u otras al efectuar diferentes tareas en la Iglesia y en la sociedad! Oposición ¡No! Cooperación, consenso y ayuda mutua ¡Sí! El ser discípulo y discípula incluye muchas tareas, y el evangelista Juan lo entendió así, por eso no aceptó la versión de Lucas de ver a María y a Marta en Betania, en su manera de actuar, como oponentes.
Recientemente, uno de los alumnos de la clase de Literatura Joánica en el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas, nos contó que después del histórico incendio de la ciudad de Bayamo, episodio de nuestra guerra de independencia que pone de manifiesto las aspiraciones más auténticas de libertad del pueblo cubano, que fueron las amas de casa las que salvaron la situación de hambre y necesidad del pueblo.
Lo maravilloso del evangelio de Juan, es que incluye como discípulos y discípulas tanto a los hombres como a las mujeres.
Las mujeres en el cuarto evangelio son modelos de discípulas, uno de sus exponentes más auténticos fue Marta de Betania.
Marta de Betania formó parte de un grupo de mujeres que se destacaron en los orígenes del cristianismo como líderes de la causa de Jesús de Nazaret.
Es Brown, prominente erudito bíblico, quien dice que debió ser escandaloso en aquella época que Juan diese un lugar tan prominente a las mujeres.
Diálogo Teológico de Marta de Betania con el Maestro.
El evangelio nos cuenta que cuando Jesús supo de la muerte de Lázaro, a quien amaba, aquí utiliza de nuevo la palabra «agapan», se puso tan triste que lloró (Juan 11:35), esto demuestra la profunda amistad y la sensibilidad de Jesús.
El texto nos dice que al saber que Jesús llegaba, Marta corre a su encuentro, en contra de las reglas de la hospitalidad, que imponía esperar a que el huésped llegara a la casa.
A pesar de que hacía cuatro días que Lázaro había fallecido, ella espera ansiosa y confiada que Jesús actúe.
Al encontrar a Jesús, es Marta quien inicia el diálogo, lo que no era usual que una mujer hiciera. Marta de Betania se nos presenta como una persona llena de vida, de fe, con iniciativa, una discípula llena de esperanza.
Aunque en la fuente original del texto aparece como que el centro del relato es el milagro de la resurrección de Lázaro, el evangelista Juan situó el centro en el diálogo y la confesión de fe de Marta de Betania.
El diálogo es conmovedor, y lo hemos leído en el texto de hoy.
Marta de Betania le dijo a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto».
La afirmación de Jesús es contundente: «Todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente. ¿Crees esto?”
Ella dijo: «Si Señor, yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios que ha venido al mundo».
Así que lo más importante en la narración no es la resurrección de Lázaro, sino la afirmación de que Aquél que va a morir en la cruz es la Resurrección y la vida y que quien cree en Él y ama a los hermanos y hermanas ya ha pasado de muerte a vida.
La resurrección de Lázaro es solamente un signo de la resurrección de Jesús.
Esta revelación que hace Jesús a una mujer, en este caso a Marta de Betania, es el clímax de su ministerio público.
El cuarto Evangelio sitúa la profesión de fe que los Sinópticos adjudican a Pedro (Mateo 16:15-19) en los labios de Marta.
Marta representa la fe apostólica plena de la comunidad joánica, papel análogo desempeñado por Pedro en la comunidad de Mateo.
El cuarto evangelio presenta a Marta como diácona (Juan 12:1) que según los exégetas bíblicos es la única forma oficial de autoridad establecida en la comunidad joánica.
Marta, primera teóloga, escucha la revelación, responde con su fe en una profesión magistral y parte a servir a la comunidad.
Es el escuchar y el hacer lo que caracteriza el discipulado en el Evangelio de Juan, es Marta de Betania quien encarna este proceder. Seamos como Marta, escuchemos, aprendamos y hagamos lo que el Maestro nos ha enseñado.
Qué bueno saber que Jesús de Nazaret le dio un gran lugar a Marta. ¿Por qué habrá sido silenciado su liderasgo?
Muy apreciada Carolina: Saludos y afectos. Me alegró recibir tu mensaje en relación con la historia bíblica de Marta de Betania.
El comentario que deseo compartir contigo es:
S tomamos solamente un pasaje bíblico donde aparece el encuentro de Marta y María con Jesús en su hogar donde parece que María tomó la conducta adecuada de sentarse a los pies de Jesús a oírle, mientras Marta hacía las labores domésticas tendríamos una visión parcializada del liderazgo de Marta -Por eso hay que leer de nuevo otros pasajes bíblicos que yo cito en su historia donde ella asume incluso hasta la confesión del apóstol Pedro tan famosa, y así proclama su cercanía a la mIsión encomendada por Jesús a sus discípulos., y se convierte en Marta , teóloga comprometida con la Misión de Jesucristo y no solamente como Marta, la líder de las tareas domésticas del hogar. Te saludo con cariño y espero podamos seguir compartiendo nuestras inquietudes bíblicas, un gran abrazo solidario y sororal, Ofelia Miriam Ortega.